Los que tropiezan, los que se
equivocan, los que fracasan, son quienes en realidad abren las puertas a nuevas posibilidades. Si el
universo fuera perfecto ya nada podría cambiar, y todo sería demasiado
aburrido. Es la certeza de que la imperfección siempre existirá, lo que me
tranquiliza, porque es el no-equilibrio lo que permite al péndulo seguir oscilando,
latiendo, marcando con su infinito tic-tac
el ritmo de todo lo que existe.
La perfección es sólo una apariencia
efímera y por lo tanto, imperfecta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario