martes, 16 de octubre de 2012

AUTOESTIMA

Esta temporada estoy a vueltas con el tema de la autoestima, estoy preparando unos talleres y esto me hace pensar sobre lo que puedo ofrecer a otros en este terreno. Mí  propia autoestima no es una criatura oronda e invencible, sino más bien algo enclenque y dubitativa, pero no tanto como en otros tiempos, en que de repente podía esfumarse como un espectro al amanecer. Sin embargo, aunque dista de ser el báculo firme en que poder apoyarme en tiempos difíciles, algo he andado y avanzado desde los tiempos en que podía llegar a sentirme como un gusano miserable. No es que fuera así todo el tiempo, pero la larva regresiva que me hacía des-evolucionar e irme a refugiar al capullo, estaba siempre acechante y dispuesta a atacarme cuando más desprevenida estuviera.
Ahora la cosa es algo diferente, a veces me sigo avergonzando de mí misma, la voz descalificadora que me dice que soy tonta, que me he portado mal, que nunca cambiaré, sigue apareciendo como un spot publicitario que se repite unas cuantas veces al día. La diferencia con antaño es que no me la tomo tan en serio, a veces otra voz más tranquila y permisiva responde a esa desagradable y condenadora con un “nadie es perfecto” o “bueno, por algo habrá sido” o “bueno, bueno, no es para tanto”. Y esta voz que a veces me acaricia y me da calorcillo, me hace sentir que tengo derecho a ser como soy, a cometer errores, a no ser perfecta, y además que ya he sufrido lo mío y tengo todo el derecho a un poco de consideración, afecto, amabilidad, reconocimiento…

No hay comentarios:

Publicar un comentario